Esta serie la realizamos en el campo de cempasúchiles, en Rancho San Juan Diego, justo cuando el día empezaba a despedirse. La hora dorada ya se estaba yendo,pero el cielo ya estaba transicionando del naranja a los azules.Por eso decidí conservar algunas sombras frías y equilibrarlas con iluminaciones cálidas, entre dorado y naranja, para resaltar la intensidad del cempasúchil y el brillo natural de la corona.

El cempasúchil siempre ha sido una flor que me inspira profundamente. Muchos aman más los campos de girasoles y son hermosos pero para mí el cempasúchil más allá de su belleza, representa una parte esencial de nuestra cultura mexicana: la conexión con la memoria, la vida y la muerte. Me encanta descubrir que, aunque muchos la asocian exclusivamente con México, también florece en otros países como India, donde tiene otros significados. Aun así, aquí sigue siendo un símbolo único, ligado al Día de Muertos y a la manera en que celebramos el recuerdo.

Esta sesión con Sofia, su mamá Anasol, y su abuelita,(y con Perla, una yegua tan noble como fotogénica) fue hermosa. Es muy fácil dirigirla.
—
Sobre la dirección de poses
Uno de los aspectos que más disfruto en las sesiones es la dirección del modelo. La mayoría de las personas cree que posar es simplemente quedarse quieto o sonreír, pero en realidad se trata de crear movimiento, intención y líneas visuales que hablen por sí solas.
Algunos consejos que suelo aplicar:
La mirada de reloj: pedirle al modelo que gire la cabeza suavemente como si siguiera las manecillas del reloj (o en sentido contrario). Esto ayuda a encontrar ángulos naturales y variaciones sutiles que cambian por completo la expresión. Que deje la cabeza 10 segundos a la derecha, luego 10 a la izquierda, luego 10 al centro, 10 arriba, 10 abajo, lo mismo con el cuerpo.

Las manos siempre vivas: las manos comunican mucho. Es importante que no estén rígidas ni escondidas; que toquen el cabello, el vestido, la flor o simplemente acompañen el gesto.

Cuerpo con intención: aunque parezca contradictorio, lo que se ve natural en cámara casi siempre está “posado”. Indicar pequeños ajustes —como girar el tronco, soltar un hombro o inclinar ligeramente la cadera— da equilibrio y fluidez a la composición. Hay que pensar que lo que uno está viendo es lo que se va a guardar para siempre.

Micro movimientos: mantener la energía entre toma y toma. Que el modelo respire, se mueva, cambie apenas la dirección de la mirada o la postura de las piernas; eso da vida al retrato.

Las sesiones en campos de cempasúchil son, para mí, el corazón de mi fotografía, por mucho son los retratos que más disfruto hacer!!!! Busco que cada imagen no solo retrate personas, sino también sus emociones, sus raíces y el orgullo de ser mexicanos (y quienes no lo sean, bienvenidos también si abrazan nuestras tradiciones). Que cada familia o persona que se mire en ellas recuerde lo especial que fue ese momento, y cómo abrazar nuestras tradiciones nos conecta con quienes somos y con quienes ya no están, desde la belleza, la luz y la vida que florece en estos campos cada año.
Espero se animen el próximo año a tomar una sesión conmigo, repito que las disfruto demasiado!
Quiero agradecer a Anasol y a su familia por confiar en mi trabajo!



Deja un comentario