Siempre he sentido que los museos son lugares donde uno puede respirar arte de formas distintas. Personalmente, disfruto mucho visitar aquellos que tienen colecciones de pintura y fotografía, porque creo que ahí es donde un fotógrafo puede alimentarse, inspirarse y descubrir nuevas formas de mirar.
En particular, la pintura me resulta interesante porque enseña mucho sobre el uso de la luz y la sombra, la combinación de colores y la visión única que cada artista imprime en su obra.
Recuerdo que empecé a ir con regularidad a museos desde los 15 años, cuando estaba en el primer semestre de la preparatoria. Desde entonces, esas visitas han transformado mi forma de entender el arte y, sin duda, han enriquecido mucho mi visión fotográfica. Con el tiempo he aprendido que cada exposición es una oportunidad para mirar distinto, para cuestionarme y, sobre todo, para crecer como fotógrafa.
Me enfoqué en buscar contrastes entre el morado y su complementario, el amarillo. Esa búsqueda de colroes no solo fue un ejercicio estético, sino también una forma de experimentar con la teoría del color.
LUCYFER BRAVO FOTOGRAFÍA 
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