El otro día, mientras caminaba rumbo a mi trabajo, me encontré con un auto rojo en venta que llevaba un letrero en el parabrisas que decía: “ME DIVORCIO”.


Más allá de lo gracioso del mensaje, me hizo pensar en cómo muchas veces se asocia el divorcio con una tragedia, un fracaso o un final amargo  Y aunque yo misma nunca me casé, sí me tocó vivir una separación.(en más de una ocasión me dijeron que había fracasado, pero vieran como me la he pasado a toda madre soltera). Fue un proceso difícil, pero también un recordatorio de que no siempre se trata de ganar o perder, sino de reconocer cuándo es momento de soltar.

Creo que vale la pena recordar que cada historia es distinta. A veces luchar hasta el final es necesario y es algo que yo defiendo mucho, pero otras veces lo más valiente es aceptar que ese capítulo ya terminó y permitirnos iniciar uno nuevo.

Y recuerden que lo importante de la vida no son los finales, sino como comenzamos de nueva cuenta 😃

Esperemos que el dueño del carro lo venda pronto en una ganga, seguro le van a pasar cosas más chidas en esta vida :D! Y tendrá autos más perrones.

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Soy Lucy

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